Nota de enred(o): Colaborando con el enredo de diversas propuestas culturales, incluyo aquí el manifiesto publicado por el Comité de Acción de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico - Recinto de Río Piedras. Este documento surge días antes de que los estudiantes de la facultad se preparan para ocuparla artísticamente transformando así el discurso de la ocupación, el espacio institucional y las formas de hacer política en el país. De ahí su juego semántico con la palabra "ocuparte".
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La Facultad de Humanidades es tuya, es de él, de ella, en fin es nuestra. Transformémosla en un espacio activo y dinámico de participación y colaboración. Modifiquemos la competencia y la ansiedad que el Estado y la administración fomentan, por la cooperación, la compasión y la alegría de la juventud. Las estructuras de poder comienzan a mostrar sus fisuras y sus metas anti-humanísticas; hoy y mañana serán días intensos de acción y de amor. Nuestras disciplinas peligran en las manos de los poderosos, re-tomémoslas como herramientas de liberación. Como humanistas podemos crear e imaginar mundos alternos, paralelos y posibles. Es tiempo ya de hacerlos realidad. (Continúa...)
Ocupamos nuestra facultad para encontrarnos, para hacer a un lado todo intento de distanciarnos, de separarnos. Hemos decidido no morir sino destapar nuestras bocas para dejar saber que un mundo nuevo nació en nuestros corazones. Somos una multitud que piensa, reflexiona y critica, una generación cuyo palpitar se arma por la interacción comprometida de un puño y un beso.
Esto no es una defensa de la Universidad, es una resignificación de la universidad: aquella que es horizontal, no jerárquica, participativa y democrática. Nuestra acción es un canto a la diversidad, a la pluralidad que constituye nuestro espacio educativo. Es un aria sobre los variados y ricos saberes que contribuyen a un mundo, un país, una ciudad, una multitud y un espacio diferente. La colorida melodía de la diferencia y el respeto, de la solidaridad y el amor, se hacen eco en los largos pasillos de nuestra facultad.
Somos hijas e hijos de la crisis y la marginalización, de un sistema económico que reprime y saquea. Somos descendientes de un sistema político que condena la participación y que decide de arriba hacia abajo. Pero, también somos herederos de una larga tradición de personas que abrieron camino para que los de hoy tengamos los derechos que tenemos, de multitudes que pagaron con sudor y sangre los beneficios que hoy nos quieren arrancar. Por ello re-tomamos la iupi y nuestra facultad, para que las y los de mañana tengan lo que hoy construimos: una multiplicidad de saberes, de perspectivas que les permitan analizar críticamente el mundo en el que viven y el mundo que pueden crear.
El fetiche numérico del Estado y la administración concibe la educación como una planta de producción de objetos de consumo. Como las humanidades no ofrecen ésto, buscan eliminarlas poco a poco. Lo que sí provee y ellos no valoran es la oportunidad de ser críticos, de reflexionar y cuestionar, de concebir mundos sonoros, pintorescos, performativos y letrados distintos al que tenemos. La educación no puede ser analizada por medio del lente de los vaivenes del mercado y los caprichos de la inversión capital. Ese tipo de educación solo genera sujetos dóciles e irreflexivos como autómatas mecanizados. ¡Rompamos la máquina!
Proponemos una educación digna y liberadora que genera mentes reflexivas y autónomas, una educación colaborativa entre profesores y estudiantes. Queremos una educación en la que participemos todos los sectores envueltos: los que enseñan y los que aprenden. No confundamos estos verbos con las identidades de profesor y estudiante, estos verbos apuntan a todos los sujetos envueltos porque el profesorado tanto enseña como aprende y de igual forma sucede con el estudiantado. Este tipo de educación conlleva la inclusión de subjetividades marginadas en los sujetos de estudio: inmigrantes, personas de la comunidad GLBTT, mujeres, hombres, viejos y jóvenes. Para lograr este tipo de educación participativa y democratizante construimos lazos de solidaridad entre saberes y entre sujetos.
La solidaridad no se construye de arriba hacia abajo sino hacia los lados. Abraza a quien tengas a tu lado y dile al oído que sabes que ella o él existe y que no le dejarás sola o solo. Enredemos nuestros cuerpos como raíces en un rico suelo cuyo fruto es la imaginación y el cambio. Pintemos nuestros brazos con paisajes de dignidad y respeto.
¡No te preocupes, ocúpa(te)!
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