Sunday, June 20, 2010

La academia y la intelectualidad, o un argumento contra el Olimpo

Al fin, enredados y enredadas, comenzaré a escribir sobre otros temas no relacionados a la Huelga Creativa de los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico. Luego de dos meses de acción estudiantil, de golpes y consignas, de violencias y abrazos, me siento que puedo desprenderme un poco de mis labores organizativas para proponer un debate sobre la academia y la intelectualidad. Este ensayo surge como respuesta a los artículos de Jorge Lizardi Pollock que fueron publicados en Facebook y, posteriormente, en La Acera, así como los debates que se suscitaron en las redes sociales. Aunque llego un poco tarde a la fiesta, quiero aprovechar este espacio para esbozar una crítica a la propuesta de asimilar la idea del "académico" con la del "intelectual" y la noción de una universidad limitada al aula y la producción de conocimiento desde un escritorio. 

Un primer paso en este debate debe ser exponer lo que Lizardi Pollock define como intelectual y como universidad. En su nota "¿Por qué no somos más críticos con la huelga?", el profesor sostiene que los estudiantes debíamos reconsiderar nuestra táctica (la huelga) y optar por las estrategias que su generación armó en la huelga de 1991. Más que una crítica, Lizardi intentó armar una "verdad" que teníamos que aceptar porque viabilizábamos la "destrucción de la universidad" con nuestra huelga. Este tipo de acción lo que hace es demoler el pensamiento, la democracia y el fortalecimiento de la UPR. La actividad intelectual, en este sentido, solo se puede dar "dentro" de la universidad como espacio físico y estructural.


Mas, ¿quién es el intelectual para Lizardi y quienes concordaron con su propuesta? Es el que produce un pensamiento diverso, crítico y libre desde la institución de la universidad - ese espacio privilegiado de pureza mental. En ese sentido, se desdibuja la frontera entre académico e intelectual o, más bien, se fusionan ambas identidades. ¿Qué implicaciones tiene esta fusión? Afuera de la universidad no hay intelectuales, en otras palabras, afuera de la universidad no hay producción de pensamiento diverso, crítico y libre. ¿Es, entonces, el pensamiento más allá de los portones universitarios homogéneo, acrítico y prisionero? La subjetividad del intelectual en este tipo de planteamiento una clase social distintiva, que concibe al margen de la sociedad en la que vive. Paradójicamente, el argumento de algunos por la "apertura" de los portones termina siendo una defensa por el aislamiento del pensamiento y la producción de conocimiento, es la construcción de un nuevo cerco simbólico que proteja la entrada al Olimpo de la intelectualidad.


Ricardo Alcaraz. "Teoría en la calle: multitud, poder y democracia". 20 de mayo de 2010.


No armaré aquí una definición profunda de lo que es un académico o un intelectual, pero delinearé por dónde navega mi mente. Una distinción simple sería estipular que el académico es un investigador/docente, experto en alguna(s) materia(s), que trabaja en una institución universitaria y entre sus labores se encuentra la producción de conocimiento, su compilación, su preservación y su difusión. Todo ser humano cuenta con la capacidad de pensar, analizar y discernir. Por lo tanto, lo distintivo del intelectual no necesariamente es el acto de pensar, sino su relación con los variados procesos de producción (material e inmaterial) y su producto, su capacidad de modificar las relaciones de producción, de proponer su concepción de mundo y de suscitar ideas nuevas. El intelectual, entonces, es un agente en la producción inmaterial y su agencia no se circunscribe al espacio de la universidad, sino que sucede en todo tipo de sitio social; el intelectual no es una clase social, sino un rol de alguna subjetividad.


¿Y qué de la universidad? Algunos han planteado que ésta es el sitio de producción de conocimiento, de ese "pensamiento diverso, crítico y libre" (Lizardi). Parecería que la universidad para ellos es una especie de locus único en la línea de ensamblaje del conocimiento. Aunque, bien se podría argumentar que la universidad como lugar edificado e institución ofrece ciertas garantías y condiciones para el pensamiento, ya no la podemos pensar como el sitio "adecuado" o "el único lugar que queda abierto para la discusión abierta y democrática" (Lizardi). (No atenderé lo problemático que me parece afirmar que haya "discusión abierta y democrática" en la Universidad cuando la administración ignora cada instancia o reclamo de seria participación comunitaria. Pero, al menos que conste para el récord mi crítica a esta premisa). Desde hace muchas décadas y siglos, la universidad no posee el monopolio en la producción de conocimiento. Sin embargo, en cuanto a que esta institución es el espacio idóneo para la discusión abierta y democrática, rearmaría la premisa estableciendo que la universidad, como un espacio sin fronteras ni aulas o portones, es el espacio perfecto para las sublevaciones democráticas. Son tantos los ejemplos que podría citar para argüir que los estudiantes son una increíble fuente de destrucción, renovación, reforma y revolución en las sociedades contemporáneas. No obstante, la universidad no es el único espacio pues la democracia se emplea, se negocia y se cuestiona en tantos otros lugares de gran importancia social: la comunidad, el espacio de trabajo, la fila de una tienda, la lista de reservación en un restaurante y la búsqueda de estacionamiento de un centro comercial, entre tantos otros.




La figura del intelectual ya no es la consagrada imagen del individuo sentado rodeado por su biblioteca. La universidad dejó de ser el único lugar para la negociación de democracias y la producción de conocimientos. Temo anunciarles, enredados y enredadas, que la muralla que bordeaba al Olimpo colapsó y que los mongoles han cruzado la frontera. ¡Sálvese quién pueda, quién quiera o quién necesite! Aquella arcaica jerarquía de saberes se viene abajo y, por extensión, la autoridad del "intelectual/académico" se desmorona. Tal vez ese sea el mayor temor de Jorge Lizardi Pollock y los "¿otros?" que coincidieron con su lectura: la horizontalidad de un publicum intelectual.


Imagen del tope: Abschied. "Giocatori di carte (Leica Summilux 35mm Tmax100-bw)".

1 comment:

  1. tengo sentimientos enredados. yo tambien pense q el prolongue del cierre puede ser una estrategia de fortunalledas real estate & co. para hacerle mas daño al bolsillo de la upr. pero sospecho q su critica a la huelga viene de algo q no se ha dicho, q el "intelectual" q no este trabajando fuera de la universidad necesita esta estructura para cobrar y, partiendo de esto, ¿q sera de ellos si se desmorona esta estructura?. por esto estoy en desacuerdo con el, y me preocupa su actitud. si acaso la huelga debio haber sido mas agresiva en sus demandas y debio haber puesto estas preguntas encima de la mesa:

    ¿cuantas personas realmente necesitamos para correr una institucion?

    ¿q es un sindico y cuantos se necesitan en realidad? y ¿pq esas sillas no las ocupan y son escojidas por profesores q tienen plazas en la upr?

    si no hay dinero, ¿q es ese extraño edificio nuevo frente al jardin botanico? y ¿pq no cuadran el presupuesto necesario para funcionar antes de comenzar proyectos de ese tipo?

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