Monday, July 26, 2010

Christopher Nolan e "Inception": explorando la realidad como construcción




"They're magicians, your honor. Men who live by dressing up plain and simple truths to shock, to amaze." - John Cutter (The Prestige, 2006)

Así se expresa uno de los personajes del filme The Prestige, de Christopher Nolan, en el cual se explora la obsesión, el engaño, la verdad y la relación entre el espectador y el espectáculo. El acto mágico se nos presenta como la articulación de una "verdad" que transgrede las normas o la física de la realidad: una mujer "picada" por la mitad que luego aparece sin una sola incisión o un pájaro dentro de una jaula que "desaparece" junto a ésta para luego ser presentado sin rasguños y sin jaula.

La intrínseca relación entre lo verdadero y lo falso nos presenta con variados problemas existenciales o epistemológicos: ¿es la verdad falsedad?, ¿existe la verdad?, ¿qué es la realidad? y ¿es la vida una ficción conveniente?

Estas preguntas surgen continuamente en el trabajo del director inglés: Memento (2000), Insomnia (2002) The Prestige. En estos filmes, la realidad es propuesta como artificio subjetivo o intersubjetivo, como construcción de un yo (in)consciente o consenso social. Su más reciente obra, Inception (2010), expande la discusión sobre la memoria, lo real y el sueño. Además, retrotrae el debate de The Prestige en torno a la inquietante responsabilidad de crear una idea o del propio proceso creativo. 

Son muchos los niveles discursivos, cual si fueran capas de sueños envueltos uno dentro del otro, que se pueden develar o (des)enredar en la interpretación de esta película. En esta crítica enred(ada) discutiré la construcción del sueño en Inception como metáfora para la edificación de nuestra(s) realidad(es). Como presentado en The Prestige, el acto ("lo falso") es lo que se vive, "lo real". A fin de cuentas, Christopher Nolan es otro mago más o, al menos, así se nos presenta.

El golpe de las olas contra las piedras genera un estado auditivo de violencia, mientras que el fluido movimiento del mar nos comienza a crear la sensación de oscilación continua, de inestabilidad perpetua. A la orilla del mar yace un cuerpo maltrecho, el de Dominic ("Dom") Cobb y quien pronto conoceremos como extractor de ideas. 

Así da inicio Inception, una película sobre la arquitectura de la mente y la naturaleza de las ideas. Su primera escena podría leerse como metáfora de una de las tesis de Nolan: la memoria es como un extenso, violento y fluido mar que deshecha en toda costa el cuerpo de sus víctimas. La memoria es el espacio estético de la destrucción, de la desolación. Lo real es aquello construido por la memoria como proceso para hacer entendible el pasado/presente; es una ficción (in)conveniente que habilita el camino para el presente/futuro. Pero, ¿no se asemeja esto a los sueños, a la manifestación de lo verosímil disfrazado de "realidad"?




En los sueños se fabrica una urdimbre de trazos del "pasado", de instantes memorables, nostálgicos y terribles. Aquella tarde que declaraste tu amor incondicional a una amada o la última vez que viste a tus hijos. El espacio inmaterial de los sueños es también el lugar para la producción de realidades alternas, el sitio idóneo para una existencia paralela y surreal, donde las reglas no son impuestas del todo por un agente externo (la sociedad, la física, la naturaleza, el gobierno, la familia, la moral o la ética) sino elaboradas por el (in)consciente. 

Por aquí comienzan algunos de los problemas discursivos o aspectos más intrigantes de Inception, ya que Nolan desdibuja la frontera entre memoria y sueño para presentarnos la memoria como sueño. Propongo que esto puede ser un problema discursivo porque la forma que articulamos nuestra memoria no necesariamente es idéntica a la forma que se manifiestan nuestros sueños.

Sin embargo, bien podría argumentarse que la única diferencia entre ambos procesos es el estado "consciente" del individuo. Al fin y al cabo, el mayor problema que nos presenta esta obra es la proposición de que igualmente la realidad es una construcción, ya que aquellos episodios que conforman nuestra memoria forman, a su vez, parte de nuestra identidad. Asimismo, nuestros sueños inciden en nuestra percepción de lo real porque representan todo aquello que pensamos haber olvidado o, por otro lado, ponen de manifiesto variados deseos reprimidos. 

El propio término que da nombre al filme, incepción, apunta a uno de los dilemas centrales: ¿puede uno "inyectar" o "depositar" una idea foránea en la mente de otra persona y hacerle creer que es suya? Durante toda nuestra vida estamos en un continuo proceso de apropiación y creación de ideas. En momentos, incluso, nos pueden surgir ideas que pensamos totalmente nuestras, pero luego descubrimos que no lo eran. Toda idea tiene un antecesor, otra idea que le precedió. Pero, la fuente de origen de la idea no necesariamente es lo importante, sino que el sujeto se apropie de la idea para así enmarcar y construir su realidad.

Se podría argumentar, entonces, que Nolan explora la naturaleza de las ideas como artificios conscientes para la decepción o el engaño de otros (¿nosotros?). ¿Cuál es la importancia de la inserción de una idea? Es a través de éstas que nosotros edificamos nuestra realidad e interpretamos nuestras percepciones de lo "externo".

La realidad es producto directo de nuestra imaginación y de la experiencia indeterminada con objetos/sujetos externos a nosotros. Como espacio inconcluso, lo real se entremezcla con nuestros otros proyectos narrativos: la memoria y el sueño. Inception es una exploración de estos proyectos narrativos y de las maneras en que producen una complicada trilogía de explicaciones y confusiones, de sinfonías y silencios, y de manifestaciones de lo sublime. 




Todas las imágenes fueron tomadas del filme Inception.


Nota: Esta crítica enred(ada), como las anteriores sobre cine, no pretende reseñar técnicamente la producción cinematográfica, sino las discursividades que leo en ésta.

3 comments:

  1. Hace dos días vi Inception y la disfruté. Mi problema con la proposición del filme es la necesaria (para los efectos narrativos de Nolan) representación del mundo onírico como un espacio de claridades y exactitudes, capaz de diseñarse o modificarse como una maqueta de arquitecto. Digamos que ahí late mi entusiasmo y mi desgano ante la imagen de la racionalidad que el filme presupone. Llamativo el uso constante de la palabra "subconsciente" a través de todo el filme y ausente, de igual modo, la que el psicoanálisis no negociaría jamás para pensar lo que habla en el sueño y trabaja en el sueño: el "inconsciente". No sé, o por lo menos no me convence aún, la escenográfica de la producción o la introducción de un idea en alguna cholette, en alguna cabeza, como una maniobra constructiva, edificante (que hace edificios) que entre las agudezas y golpes de efectos de estos expertos, ("shock and awe") triunfa sobre las opacidades y las mortificaciones que son los sueños y las ideas. Sobre todo aquí, cuando otra vez Hollywood vuelve a repetir sus apetencias por el template edipal-doméstico para pensar sus propuestas políticas. Esta arquitectura escenográfica, sin duda es efectiva como reto visual, como frontera para lo que un filme en Hollywood propone como horizonte de visibilidades posibles. Por ahí va mi trillar.

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  2. Coincido con su crítica a la lectura simplona del espacio onírico, digamos que Nolan rompe los límites no-racionales (no es lo mismo que irracional) del sueño. Son muchas las lagunas que se pueden identificar o leer de este trabajo, pero preferí concentrarme en la noción de la memoria como sueño porque me pareció intrigante.

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  3. Muy buenos comentarios a la crítica de Chaar-López. El análisis de a partir de la memoria es muy bueno e ineludible. La memoria es un eufemismo de 'Lo Real' ya que 'Lo Real' es imposible de simbolizar. (Corro el riesgo de ser dogmáticamente zizekiano, pues aun no conozco a Derrida). Lo que sé de Derrida es a partir de Zizek y de "sound-bites" que suenan a algo como Deconstrucción.

    La heurística de Chaar a partir de The Prestige también es muy buena. Yo ví Europa de Lars von Trier una semana antes de ver la película, por lo tanto tengo a Zentropa en la mente cuando aparece el tren en la obra de Nolan.

    Además de las lecturas post-estructuralistas, lacanianas, zizekianas, baudrilliandianas, borgianas, también se asoman lecturas neurocientíficas (véase el artículo: The Neuroscience of Inception por Jonah Lehrer en http://www.wired.com). La película tiene un rico y variado contenido de discursos. Acepto que Nolan padece un poco de "hoarding" pero - paradójicamente - el "pastiche-conceptual" también constituye una fortaleza.

    Espero seguir leyendo y comentando. Está muy bueno el blog.

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