Tuesday, December 21, 2010

UPR: sobre la incertidumbre, la fragmentación y la violencia

Jeffrey Cooper. "Heisenberg Uncertainty Principle". 2007.
I. Meditación

Sentí que tenía una idea, aunque difusa, de lo que sucedía, pero resulta que estaba equivocado. Lo que sabía no me basta y lo que pienso no lo logro articular. Mientras aumenta la agresividad de las fuerzas policiales del Estado, solo me queda la duda y la incertidumbre. Un extenso mar se agita frente a mis ojos y me quedo entumecido sin poder maniobrar la barcaza improvisada en la que navego. Solo me queda dejar que las corrientes me empujen o zambullirme en el agua para empujar, como pueda, la balsa que anda a la deriva.


Aquel sueño de una resistencia múltiple y diversa, heterogénea y contradictoria se viene abajo. La multitud, esa pluralidad de singularidades, que compuso el pasado movimiento estudiantil y que estrechó sus brazos con la intención de resistir los golpes de un gobierno autoritario, se ha ido fragmentando y desintegrando. Las pequeñas fisuras amenazan con convertirse en acantilados estrepitosos. Son variados los insultos que le dirigen a la diferencia, a la otredad encarnada en antiguos y acostumbrados cuerpos solidarios. Si no hacemos lo que dicen, somos quinta-columnistas, si no deliberamos donde quieren, somos traidores. Si osamos expresar una visión divergente en público dejamos de ser parte del movimiento. Somos, entonces, otra cosa.




La polarización es intensa e incrementa cada día. Ni siquiera mi cuerpo se mantiene entero conmigo. Mi brazo izquierdo me ha abandonado por nuevos frentes de batalla. Harto de golpearse contra el muro que se erige frente a nuestros cuerpos, decidió cederle su espacio de agenciamiento a sus dedos. Mientras, mi brazo derecho insiste en la confrontación corporal, en el ir y venir de los cuerpos. Estoy fragmentado.


Imagen del mayo francés de 1968.

Pero, la incertidumbre que me invade y que extiende sus tentáculos sobre nuestras mentes tiene sus límites también. Aunque no puedo discernir con absoluta claridad quién comienza la violencia -¿existe un principio?-, sí puedo entender quién utiliza fuerza física desproporcionada. Asimismo, me aproximo a entender que un verdadero movimiento amplio y heterogéneo no levanta su voz de protesta mediante el insulto sino a través del debate abierto y respetuoso. ¿Qué se consigue diciéndole "rompehuelga" a un compañero profesor/estudiante? ¿Cómo se "rompe" una huelga cuando en la universidad el trabajo se realiza con nuestras mentes? ¿Dejamos de pensar?


Samuel Raj. "Flame". 2008.


II. Reflexión


Queda esperanza, pero su destello jadeante se hace cada instante más diminuto y peligra con esconderse en el horizonte. Nos urge re-pensar las tácticas y la estrategia. El gobernador Luis Fortuño y su gobierno buscan más portadas con cristales rotos y encapuchados con palos, algun@s compañer@s buscan portadas que muestren policías golpeando y excediéndose en el uso de la fuerza. Al final, tanto el gobierno como este grupo de estudiantes procuran un mismo fin: la mediatización de la violencia.


El gobierno se deleita grotescamente con poder movilizar su mollero contra un estudiantado desafiante. No basta con ningunear los reclamos estudiantiles, hay un afán con someter a la disciplina los cuerpos de quien proteste, quien resista. Pronto florecerán con mustios colores los discursos sobre el "heroismo" policial y el "digno" ejemplo que se con-figura en el uso inagotable del rotén contra jóvenes apretados sobre el suelo.
Ricardo Alcaraz. 20 de diciembre de 2010.


Ya empezamos a repetir hasta la saciedad los vídeos que proyectan esa violencia inacabable, ese ejercicio bárbaro de la dominación absoluta y del sometimiento total del adversario. Ante esta embestida brutal, ¿qué nos queda? ¿Someter totalmente a nuestro "enemigo": al gobierno, a la administración universitaria, al disidente, al espectador? Ante el despiadado uso de la fuerza y el sádico empleo de la violencia, ¿qué hacemos? ¿Responder con mayor fuerza, con mayor violencia? En este encuentro, ¿para poder "vencer" tenemos que convertirnos en lo que rechazamos?


La violencia que vivimos no es solamente la subjetiva: el choque de cuerpos, la conflagración de lo material. La violencia tiene, además, dimensiones simbólicas y objetivas. Cuando la administración universitaria prohíbe actividades colectivas en el recinto de Río Piedras, esto es violencia objetiva -aquella ejercida por la ideología- y simbólica -la que se suscita en el plano inmaterial-. No hay nadie golpeando a otra persona, pero sí hay un "golpe" metafórico (ideológico) a derechos fundamentales de movimiento, expresión y asociación, una supresión simbólica de la noción de disidencia.


Reorganicemos nuestras formas de actuar. Sacar a los estudiantes de sus salones de clase, aunque sean pocos, tirando bombitas de humo y virando agresivamente los pupitres no van a ganarnos adeptos a "la causa". Peor aún, la intimidación es un acto de violencia simbólica que debe ser igualmente condenado. De igual manera, el uso de violencia subjetiva en cuanto al uso de objetos se refiere es similarmente reprochable. 


Por otro lado, la bandera de la autodefensa solo se puede levantar y justificar cuando ese acto se emplea de forma espontánea y no pre-meditada, pero sobre todo cuando la defensa es proporcional a la agresión recibida. Un discurso de un movimiento de desobediencia civil y de no-violencia no se puede articular mientras se empleen estos métodos de violencia contra pares.


Andar encapuchados, por más que pueda entender la razón de seguridad detrás de la capucha, no trabaja en nuestro favor. Un acto honesto y reflexivo nos debe conducir a reconsiderar las capuchas en este momento y, como pasado "encapuchado", reconozco este nuevo límite. Si vamos a emprender actos de desobediencia civil significa que aceptamos la responsabilidad moral y legal que conlleva el acto. Utilizar una capucha iría, por lo tanto, en contra del principio ético-político del desafío.


CMI-Puerto Rico. "Barricada de madrugada". 8 de diciembre de 2010.
III. Proyección


¿Qué nos depara el futuro? La realidad es que no sé. Es, precisamente, la incertidumbre la que domina mi quehacer. No se trata de que espero lograr alguna certeza absoluta, pero sí al menos una relativa certeza que apacigüe un poco el clima. Para ello presento una serie de sugerencias o de posibles rutas que transitar, por eso de continuar con la línea de mi columna anterior. Estas sugerencias bien pueden aplicar al estudiantado, profesorado, trabajadores y no-docentes.


El próximo viernes comienza un receso académico y administrativo el cual se extenderá hasta al 10 de enero de 2011. La actividad dentro del recinto se detendrá por un gran período. En estas tres semanas se acercan días festivos y de reunión familiar: 24, 25 y 31 de diciembre y 1, 5 y 6 de enero. Intentar movilizar actividades masivas en estos días sería totalmente contraproducente ante el público del país.


Ante ese panorama, le propongo a mis compañer@s que consideremos seriamente declarar una especie de "cese al fuego" hasta el año que viene y re-iniciar un proceso de diálogo "interno" sincero. Necesitamos entrar en una re-evaluación profunda de las tácticas y discutir con mayor amplitud la estrategia a seguir. Aprovechemos ese período para descansar y llevar a cabo reuniones semanales sobre cómo atender y trabajar la acción directa en el nuevo año. Propiciemos la creación de nuevos grupos autónomos de autogestión que diversifiquen los espacios de agencia. Un movimiento se constituye, necesariamente, de múltiples ricos y complejos grupos de participación, así como de individuos no-afiliados. No se puede pretender presentar una imagen de unidad absoluta al país porque hacerlo constituye una invisibilización de la diferencia entre nosotr@s. 


Propongo, además, que entablemos un debate franco que atienda tres puntos: la reforma universitaria, el futuro déficit que deja inoperante a la UPR a partir del 1 de julio de 2011 y cómo articulamos la universidad que deseamos. La reforma universitaria viene como imposición del ejecutivo y debemos contemplar cómo incidir efectivamente en el proceso. Para eso debemos tener pensado, discutido y estructurado algún proyecto. Es de gran urgencia, además, hacer un estudio sosegado y abarcador de las finanzas institucionales por medio del cual podamos hacer recomendaciones puntuales para estabilizar el fisco universitario. Por último, propongo que celebremos foros, conversatorios y debates sobre la universidad que deseamos. Discutamos, de forma comunitaria, qué es y qué puede ser la universidad, cómo la hacemos, etc. Estos son algunos de los nuevos retos que se avecinan. 


Desde el principio del semestre dije que el asunto de la cuota era divisorio y que debíamos encadenarlo a uno de los problemas mayores: la falta de participación efectiva en la estructura institucional. La cuota es símbolo del colapso democrático. Ya sabemos que es innecesaria porque el dinero existe para que el Estado la pague, pero el gobierno y la administración universitaria insisten en su aplicación como muestra de su poder. 


Ante el colapso rotundo de nuestra "democracia", pero sobre todo ante el surgimiento continuo de una gobernanza autoritaria, la lucha por la universidad es símbolo de una lucha mayor. La lucha por la democracia. Para eso, es importante que los universitarios abramos la universidad y la llevemos a todo espacio social. No me refiero a llevar "cátedras", sino a sostener diálogos y discusiones con el resto de la sociedad. Montemos una universidad en cada fila del banco, en el supermercado, en la plaza, en los centros comerciales, en los campos y en cada parada de guagua. A eso le llamé en mayo pasado la situación social-universitaria permanente.


La Sorbonne, París, mayo de 1968.
Mis sugerencias y lecturas no deben tomarse como absolutas ni totales. No pretendo ofrecer soluciones libres de críticas ni infalibles. Así como las capuchas tienen su límite, lo que articulo aquí también lo tiene. Pero, les digo que cuando no podamos soñar más entonces morimos (Emma Goldman). No repliquemos al '68 francés o a Londres y Roma en el 2010, hagamos que sus acciones tengan resonancia en nuestro actuar. Seamos espectros de otros tiempos y otros espacios, seamos la diferencia.

4 comments:

  1. Brevemente. Te agradezco el escrito. Realmente es necesario revisar lo que hemos hecho (lo que he hecho). Acepto tu invitación/convocatoria a pensar, a dialogar y a aceptar a la diferencia.

    Nuevamente, gracias

    Luis Del Valle

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  2. No digo que el escrito este totalmente equivocado. No digo que hay ciertos aspectos del accionar de los estudiantes combativos que quizás estén demás y que no nos ganan adeptos.

    Pero para empezar seamos honestos, de cual diferencia hablamos… Si lo que se quiere es expulsar al que se defiende, al encapuchado, al que desafía y no reconoce la autoridad. Al que no se deja dirigir por los intelectuales. No tenemos que inclinarnos por el partido de los pacíficos o por el partido de los violentos. Todos debemos saber cómo actuar cuando la situación lo amerite.

    Cuando tengamos las fuerzas represivas del estado de frente, no nos dará tiempo de esbozar ningún ingenioso discurso. Seguir recriminando la violencia del que se defiende será siempre desmoralizante para el que todavía no entienda que la violencia solo es un medio que siempre estará allí disponible para nuestro uso.

    Cualquiera que se defiende contra los aparatos represivos del estado, está defendiendo la vida y la de sus compañeros. El que se cubre el rostro, defiende su identidad y además es solidario porque no actúa por gloria personal.

    Al final Yo con mi ética libertaria, allá los de la ética del pendejo. Yo seguiré defendiendo la violencia del “pueblo” contra el estado, allá quienes todavía creen en la paz mundial.

    Aquel sueño de democracia perfecta y pluralista se vino abajo porque era eso mismo un sueño(pesadilla). Se vino abajo, porque el partido de los “prudentes” no gano esta vez. Cosa que pone en tela de juicio, nuevamente la etiqueta de “pluralistas”.

    Cualquier lucha sí se debería dar por múltiples frentes buscando abrumar a los componentes del estado y sus lacayos. Y no por un solo carril, mientras en el discurso se habla de “multitudes heterogenias”. Y esto solo se da cuando dejamos de sobrevalorar nuestras ingeniosas estrategias y entendemos lo necesario que somos todos en la lucha. Cuando entendemos que el protagonismo siempre es contraproducente dentro de cualquier movimiento. Cuando dejamos de esbozar nuestro ingenioso plan para que otros lo sigan. Y sin intervenir con el accionar de los otros, nosotros mismos poner nuestras propuestas en marcha.

    Por otro lado, recalco que nuestra democracia ¡No colapso! Esta era y es nuestra democracia. Estos sucesos solo demuestran el verdadero colmillo de las democracias representativas, lo absurdo que son los idealismo cívico correctos y lo represivo que puede llegar a ser el estado por el solo hecho de demostrar su fuerza y darnos una lección.

    En fin, este asunto de la Universidad debe salir fuera de las estructura muerta de los planteles. Y tocar al “pueblo” de Puerto Rico. Demostrando en base a los hechos cuáles son nuestros verdaderos derechos. Es decir, consumir, pagar deudas, trabajar para otro, dejarse agredir y arrestar, y debes en cuando cambiar de supuestos representantes.

    Debemos hacer que el "pueblo" de Puerto Rico ponga los pies sobre la tierra, en plena navidad…

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  3. Gracias, Rakim, por tus comentarios.

    No tengo pretensión alguna en expulsar a nadie del movimiento, sino proponer una reflexión sobre las formas de actuar. A eso es a lo que apunto. Me hubiese gustado que citaras lo que digo para contextualizaras tus críticas porque en algunos casos no corresponden a lo escrito.

    Partes de la premisa de que quienes único desafían a la autoridad son "los que se defienden" y "los que se encapuchan", pero no es cierto. ¿Qué sucede con los que operan Iupileaks.com, por ejemplo? ¿Ellos no desafían la autoridad destapando y llamando al atención a documentos públicos y no tan públicos? Lo que propongo es una reflexión, no una expulsión, sobre los aciertos y desaciertos de los desafíos. Sugiero que re-pensemos sobre cómo hemos actuado hasta ahora y que hemos logrado como movimiento entre nosotr@s.

    Resulta interesante que presentas una defensa de la defensa, pero no atiendes los argumentos que esbozo. Tampoco aludes a los contextos claves de la agresividad y la violencia dentro de los salones de clase. ¿Cómo justificas la violencia simbólica que se utiliza? ¿Puede ser legítima la violencia que se emplea contra los pares?

    No creo que logres mucho a través del insulto a quienes persiguen la "ética del pendejo". ¿No te parece que, precisamente, haces evidente lo que critico: la violencia simbólica? Si tu mejor respuesta es el insulto, lamentablemente no llegaremos muy lejos.

    Coincidimos con que no hemos vivido una democracia, por tal razón utilicé el término entre comillas.

    ¿Cómo concilias tu espíritu anti-intelectual en el contexto de una lucha universitaria? ¿Acaso no son tus tan citados autores (Rudolf Rocker, Emma Goldman, Mikhail Bakunin) intelectuales? ¿Estás en contra de ellos también? ¿No eres tú un intelectual? ¿Estás en contra de ti? ¿Es la ética libertaria, una ética de la exclusividad, del golpe y del silenciamiento del Otro?

    En vez de enfocarte en atacar al "adversario" con argumentos contra la persona (ad hominem), llegaríamos más lejos en este proceso si atiendes las ideas e intentas entender al Otro. Te invito a hacer ese esfuerzo. Salud.

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  4. Hay un problema conceptual que debemos atender. No creo que cuando se dice "huelga" o "rompe huelga" se tenga claro a qué nos referimos. Las concepciones de huelga son diversas y la versión constitucional no aplica a los estudiantes. El Tribunal Supremo de Puerto Rico tampoco reconoció recientemente el derecho a huelga para los estudiantes.

    Una manifestación, un piquete, una marcha, un performance no equivalen a una huelga. El término evolucionó y la pragmática del mismo es múltiple. Se habla de la huelga de hambre (parar la producción digestiva y provocar la empatía de otros). También se menciona la huelga tradicional de parar la producción administrativa (que en este momento no cesó). Ahora predomina la concepción de una huelga que implica paralizar las actividades académicas dentro del Recinto, pero que no garantiza que continúen fuera del Recinto o por las redes cibernéticas. De todos modos la Administración (Rectoría) decidió no decretar receso académico y es posible que cumpla con el calendario enmendado. Por tanto la huelga vista como paralización de las actividades académicas no es exitosa y hoy día puede ser prácticamente imposible.

    Me doy cuenta por la actitud de algunos portavoces y coordinadores de huelga, por la provocación de motines, por algunas conversaciones informales, y por las tácticas de lanzar bolitas de humo, insultar a profesores y estudiantes, y lanzar piedras que la huelga no implica sólo la paralización de clases, sino también la provocación de confrontación, motines y situaciones que permitan lo que algunos llaman la radicalización y masificación de la lucha (o al menos construir mártires: presos, heridos, muertos). Esto suena a una acusación injusta o descabellada, pues la Administración hace exactamente lo mismo al quitar los portones, meter la policía, contratar a Capitol Security con oficiales inexpertos, lanzar propaganda de terror desde helicópteros, aplicar sanciones y negarse a negociar la cuota. Sin embargo no puedo obviar que para que haya un motín es suficiente con que una persona provoque y no respete la decisión de la mayoría. No es necesario que pida permiso. La práctica de encapucharse opera a favor cuando sirve para evitar el carpeteo y ser identificado, y opera en contra cuando sirve para que algunos se aprovechen y provoquen situaciones para las cuales la mayoría no están preparados o no están de acuerdo.

    Acepto que la violencia tiene muchos matices y que el Gobierno y la Administración (Rectoría, Presidencia, Junta de Síndicos) provocan, pero hay que considerar responder con la mejor estrategia posible (aquella que logre con efectividad el objetivo establecido, que es detener o negociar la cuota de $800). Los objetivos secundarios a las discusiones y decisiones de las asambleas, a la discusión formal y a los medios en general se pueden atender, pero considero que no deben opacar al objetivo primario. Aunque no soy ingenuo y sé que la cuota no es el tema primario para todos, pues para otros lo es la presencia de la policía, la reforma fiscal, la reforma universitaria, la desestabilización del Gobierno, la huelga general de trabajadores, la revolución, la vivencia de protestas con carácter cuasi bélico, los derechos humanos y económicos, una combinación de todas o algunas, entre otras.

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