“I have been
seeking to stress that the thread that may connect us with the Enlightenment is
not faithfulness to the doctrinal elements, but rather the permanent reactivation
of an attitude – that is, of a philosophical ethos that could be described as a
permanent critique of our historical era”.
¿Qué ha de hacer una disciplina de espalda a las transformaciones
sociales que las nuevas tecnologías digitales generan? Esa es, después de todo,
la posición que han asumido todos los programas de historia en las
universidades del país. Ninguno de éstos incluye algún grado simultáneo en
archivística y preservación digital, ni siquiera un curso que verse sobre las
nuevas vertientes o debates de la archivística o sobre cómo utilizar fuentes
documentales digitales. La historia permanece, al parecer, anclada en la
pretensión de estudiar el pasado sin dar cuenta de su presente ni de los medios
con que se arma. Perdura desentendida de los desafíos que le interpone el giro
digital.
Continúa leyendo en 80 grados.
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