Andrew Beck, "Simulacra". |
Admitir, ¿qué? ¿Lo evidente? ¿Que en las primarias
electorales de 2012 los partidos participantes incurrieron en prácticas
ilícitas? ¡Imposible!, si esto es parte del home
of the brave. Es más, esta es la vitrina del Caribe, mostrador del
ejercicio democrático y la libertad.
Bueno, puede que más bien sea algo así como tener las manos
atadas a nuestras espaldas con un trozo de cinta adhesiva sobre nuestros labios
mientras parpadeamos en clave morse: “yo digo lo que quiera”.
Ahora surgen los datos específicos que develan la dimensión de la farsa electoral. Al parecer, miles de electores fantasmas acudieron masivamente a dejar su huella crucificada en las papeletas del PPD y el PNP. Esta marca simboliza el corriente estado de situación: esto es una democracia de ultratumba. Se elige desde el más allá, mientras el más acá cuenta y jura que esto es lo mejor que podemos tener.
En el escenario de la pachanga semanal, qué muchos agitan
sus maracas y menean el fondillo mientras otros tantos periodistas les ríen la
gracia. Se escenifica, allá, la batalla por quién demuestra que el otro partido
es el que más votos falsos produjo. Un periódico intenta destacar, futilmente,
las faltas de uno de los partidos sobre las del otro, mientras que otro periódico
hace lo mismo para con el otro partido. El tabloncillo se va poblando y
nosotros, acá, reproducimos el espectáculo cuando integramos a nuestras
intervenciones esa mágica conjunción que ayuda a cancelar lo que le procedió:
sí, pero…
Vivimos en un país en quiebra democrática, que se mece al
ritmo del zumbido eterno de una pesadilla que no conoce fin. Pero, cada cuatro
años, posamos. El destello del flash
y el patrón del cliquiteo fotográfico
dictan los gestos y las con-figuraciones. Las presiones familiares y de grupo
nos mueven, o intentan movernos, a las filas de electores. Ya sea desde el
púlpito o desde la acera, el populismo que llevamos en nuestros corazones se
sonroja con cada nueva promesa que se nos presenta.
Agitamos las caderas al pegajoso ritmo del bembé de un
corazón enrolla'o. La ceguera del fanatismo enrolla a todo el que dirija su
mirada hacia la pantalla. Vivimos de rollo en rollo, como se pasa de chicle a
chicle, sin que medie ponderación profunda que detenga al movimiento. Mientras,
persiste la desdibujación del espectro de la democracia.
Terrible. ¿Que le queda a un pueblo que se preciaba de sus elecciones cada 4 años como el único ejercicio de democracia necesario para considerarse civilizado, cuando se desvela públicamente este nivel de fraude, que parece estar institucionalizado, en el proceso eleccionario y ya no lo puede negar, sino defender?
ReplyDeleteBuena aportacion a la red, suelo visitar tu blog con frecuencia
ReplyDeleteMenudo fraude !!!
ReplyDeleteEs una pena, pero si,es un verdadero fraude.
ReplyDeleteBuena aportacion a la red, suelo visitar tu blog con frecuencia
ReplyDeleteQue pinta tiene este blog, date por seguro que seguiré viniendo por aquí.
ReplyDeleteMe encanta tu trabajo, sigue asi que no dejare de visitarte.
ReplyDeleteContar con uno más, yo también me apunto
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